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Consejos

CONSEJO DE GINEBRA - Por unos mercados globales en beneficio de todos

23-24 de noviembre de 1998

DECLARACION SOBRE LOS CONFLICTOS EN AFRICA

Original: francés

Los recursos naturales que posee Africa y su gran promesa económica son elementos valiosísimos en sus resueltos esfuerzos por marchar adelante en el camino del progreso y el desarrollo. El éxito demanda que se ponga fin a la inestabilidad que hoy en día amenaza a la mayoría de las regiones africanas a consecuencia de la proliferación de tensiones y conflictos. La situación se debe en gran parte a causas concretas en muchas zonas de conflicto: la falta de democracia, los retos al Estado de derecho y la influencia extranjera dictada por intereses políticos, económicos y geoestratégicos. A menudo esta situación se ve agravada por rivalidades étnicas reavivadas y el retorno a una política formulada a base de criterios de identidad étnica.

Estos males no sólo perjudican la imagen del continente, sino que también impiden el crecimiento económico y destrozan la estructura social de las naciones africanas.

En efecto, el examen de una serie de conflictos africanos demuestra la importancia de la relación que existe entre la paz, la democracia y el desarrollo. Presenta a la vez una idea clara de sus consecuencias adversas y permite la consideración de soluciones.

I. CIERTOS CONFLICTOS AFRICANOS

A. La Región de los Grandes Lagos

La región de los Grandes Lagos, rica en agua, dotada de grandes recursos minerales y energéticos, es de gran interés económico y estratégico.

De un tiempo a esta parte viene registrando graves disturbios y una inestabilidad sin precedentes.

1. La situación en Burundi
 
A pesar de todas la medidas que se han tomado, particularmente por la Misión Internacional de Protección y Observación para la Restauración de la Confianza en Burundi (MIPROBU), la situación en el país sufrió un grave deterioro en marzo de 1995, situación que condujo al Consejo de Seguridad de la ONU a adoptar el 9 de marzo de ese año una Declaración condenando las actividades de quienes dentro y fuera del país ponían obstáculos a la puesta en vigor de los puntos acordados en el Convenio Gubernamental.
 
El embargo impuesto por las naciones vecinas desde que el comandante Buyoya subiera al poder en virtud de un golpe de estado el 25 de julio de 1996 sigue en pie. Los partidos políticos siguen proscritos y todavía se registran actos de violencia entre la población. Ante esta situación, la Organización de Unidad Africana (OUA), ha procurado reanudar las negociaciones de Arusha para lo que ha instado a las autoridades de Bujumbura a intervenir más decisivamente en el proceso de reconciliación nacional emprendiendo un diálogo con todas las partes del conflicto.
 
En vista de la información prestada por el representante burundés en la última sesión del Consejo de Ministros de la OUA de que la paz, seguridad y estabilidad se están restaurando de forma progresiva en el país, una comisión de dicha organización africana ha viajado al país para evaluar la situación. Por otra parte, el proceso de paz, que pretende una reconciliación nacional y poner fin al embargo, marcha adelante. Mwalimu Julius Nyerere, en su papel de mediador, está llevando a cabo una importante labor en esta dinámica de paz.
 
2. La situación en el Congo
 
Dado el carácter complejo de sus orígenes, el alcance de sus repercusiones y el precio humano y económico de la crisis, la República Democrática del Congo presenta uno de los conflictos más graves que hayan surgido en la historia del continente africano.
 
La rebelión actual tiene un curioso parecido con la rebelión de los tutsi banyamulenge que intervinieron en la campaña del antiguo Zaire en apoyo del presidente Kabila. Para comprender las cuestiones disputadas es necesario recordar los orígenes de los banyamulenge.
 
Es una población tutsi de origen ruandés o burundés que se ha ido asentando desde muchas generaciones atrás en la zona colindante de Zaire (hoy en día la República Democrática del Congo), Ruanda y Burundi. Esta región es una meseta bañada por las aguas del lago Kivu, tiene un clima agradable con abundantes lluvias, y posee tierras que se prestan a la agricultura y ganadería.
 
Los banyamulenges, que han cultivado las tierras que rodean el lago Kivu, es una zona próspera y ellos tienen la intención de permanecer allí.
 
Más allá de este aspecto geopolítico cabe detectar las pugnas por establecer una posición dominante de influencia en esta región clave de África.
 
Al menos nueve países se enfrentan en la República Democrática del Congo, a saber: Uganda, Ruanda, Burundi, Angola, Zimbabwe, Namibia, Sudán, Chad y la misma República Democrática del Congo.
 
La comunidad internacional se ha movilizado para intentar resolver la crisis, en particular la OUA, los EE.UU. y Sudáfrica.
 
Toda posible solución debe tomar en cuenta ciertos principios:
- respeto a la soberanía y la integridad territorial de la República Democrática del Congo;
- aplicación estricta de los conceptos de democracia y legalidad;
- la intervención de todas las partes afectadas e interesadas;
- respeto a las fronteras heredadas de la época colonial observando el derecho de uti possedetis, principio fundamental de la OUA.
 
Sobre esta base el Consejo de Seguridad de la ONU debe afanarse por encontrar una solución duradera a la crisis.

B. El Cuerno de Africa

1) Somalia
Desde la caída de Sian Barre en enero de 1991, la alianza forjada entre el Congreso Unido Somalí (por la mayor parte hawiye, un pueblo del sur) y el Movimiento Nacional de Somalia (compuesto por issaks), Somalia viene sufriendo periódicamente graves convulsiones.
 
Está claro que la paz seguirá siendo una ilusión en Somalia si no se toman en cuenta los principios establecidos por los mandatarios y gobiernos de la OUA en la búsqueda de una solución.
 
De hecho, en la primera reunión ordinaria del Comité Central del Mecanismo para la prevención, circunscripción y resolución de conflictos de la OUA del 6 y 7 de diciembre de 1993, el enfoque de la OUA fue definido en función de cuatro principios fundamentales:
 
a) el conflicto somalí debe ser considerado como un asunto interno cuya solución depende fundamentalmente del pueblo somalí, sin excepciones;
 
b) el Acuerdo de Addis Ababa ofrece un marco para la solución del conflicto aceptable a todas las partes;
 
c) la paz no será posible sin el desarme general, completo y simultáneo de todas las partes combatientes;
 
d) toda solución definitiva del conflicto debe tener en cuenta los factores estrictamente humanitarios.
 
Los principios expuestos han sido aparentemente refrendados por las doce corrientes políticas de Somalia que formularon un programa de acción tras una serie de reuniones celebradas en Cairo entre el 1 y el 7 de marzo de 1994.
 
El programa, que impulsa la reconciliación de las distintas corrientes políticas, incorpora, entre otras, tres importantes decisiones:
- el establecimiento de un 'Consejo Provisional de Seguridad Pública' compuesto de diecisiete (17) miembros presidido alternativamente por los presidentes del Movimiento Nacional y de la Alianza Nacional Somalí;
- la formación de un Gobierno equilibrado;
- la redacción de una nueva constitución y la organización de elecciones democráticas y libres dentro de un plazo de 2 años.
 
Mientras tanto, UNISOM II se retiró de Somalia el 2 de marzo de 1995.
 
En un despliegue excepcional de solidaridad, el 10 de marzo de 1995 las principales corrientes políticas acordaban un pacto compuesto de 11 puntos consolidando el acuerdo suscrito entre el general Adid y Ali Mahdi.
 
No obstante, es decepcionante observar en la práctica que los líderes de las corrientes políticas de Somalia en numerosas ocasiones no han cumplido su palabra.
 
2. El conflicto en Etiopía - Eritrea
 
Este conflicto gira en torno a la demarcación de la frontera en Bada Ali y Buric, como también en la zona de Badme. Badme fue en un principio el nombre de una planicie atravesada por la frontera entre los dos países.
 
Las iniciativas diplomáticas por parte de la OUA, los EE.UU., Ruanda y Djibuti no han podido conducir aún a la solución de las diferentes cuestiones básicas que dividen a estos países.
 
La reunión de jefes de Estado de la OUA celebrada en Burkina Faso el 8 y 9 de noviembre de 1998 culminó en una propuesta para resolver el conflicto a base de cuatro criterios.
 
En vista de que Eritrea se ha negado a aceptar en principio la retirada de sus tropas, el proceso está estancado una vez más y se corre el peligro de que se reanuden las hostilidades.
 

C. Africa Occidental

1. Sierra Leona
 
La guerra civil que estalló en Sierra Leona el 25 de mayo de 1997 tras la caída del que había sido elegido presidente en elecciones democráticas, Ahmed Tejan Kabbah, a raíz de un golpe militar dirigido por el comandante Paul Koroma, provocó una actividad intensa en la comunidad internacional a lo largo de muchos meses.
 
Cabe felicitar a la Comunidad Económica de Africa Occidental por el importante papel que ha desempeñado en la solución de la crisis en Sierra Leona.
 
Expulsada del poder, la junta militar ha huido a las provincias, donde sigue sembrando la inestabilidad, el sufrimiento y causando el desplazamiento de miles de civiles.
 
Por tanto, es imprescindible apoyar firmemente las medidas de ECOMOG dirigidas a neutralizar a los rebeldes que están cometiendo atrocidades contra la población civil. Es además necesario contribuir a la consolidación del Estado de derecho en Sierra Leona con un sistema judicial autónomo que respete los derechos humanos y ponga fin al ciclo de venganzas y represalias, impulsando una política de reconciliación nacional.
 
2. Guinea-Bissau
 
El 7 de junio de 1998, ciertos elementos del ejército de Guinea-Bissau se sublevaron en la base militar de BRA.
 
A la cabeza de los sublevados estaba el brigadier general Ansuman Mane, tras su destitución como jefe del Estado Mayor.
 
En las primera horas de la sublevación, a solicitud del jefe de Estado de Guinea-Bissau, al amparo de los acuerdos bilaterales suscritos entre ambos países, Senegal envió tropas a Guinea-Bissau con órdenes de defender el orden constitucional y garantizar la estabilidad y seguridad de la subregión. La República de Guinea hizo lo mismo.
 
Desde que estalló la crisis se ha emprendido una serie de mediaciones.
 
Al respecto cabe señalar el papel activo que ha desempeñado la Comunidad Económica de África Occidental (ECOWAS) en coordinación con la Comunidad de Países de Habla Portuguesa. Con el apoyo de la comunidad internacional, la acción conjunta de estas dos organizaciones ha conducido a la firma de un proyecto de acuerdo.
 
Reanudadas las hostilidades, la ECOWAS pudo, el 1 de noviembre de 1991, persuadir a las partes a suscribir un acuerdo de paz reconociendo el carácter regional del conflicto.
 
El Acuerdo de Abuja abrió el camino a un acuerdo exhaustivo y duradero poniendo fin a la crisis de Guinea-Bissau, con la consecuente restauración de estabilidad y seguridad en la región.
 
Ahora se necesita la intervención sin tardanza de la comunidad internacional para ver que las decisiones tomadas sean ejecutas en su integridad, puesto que es la única manera de evitar que este importante acuerdo se vea cuestionado.



D. Africa del Sur

El conflicto en Angola
 
Tras una lucha prolongada y numerosos intentos de resolver la crisis, la firma del Protocolo de Lusaka marca un nuevo y significativo paso hacia la firma de un acuerdo exhaustivo.
 
Los recientes acontecimientos en Angola a consecuencia de que UNITA se negó a cumplir las obligaciones contraídas en virtud del Protocolo de Lusaka, concretamente la desmovilización total e incondicional de sus tropas, son causas de intranquilidad para las Naciones Unidas, la troika compuesta por Rusia, los EE.UU. y Portugal, y otros países de la región.
 
La guerra en la República Democrática del Congo tiene un impacto adverso en la geopolítica de la región, y por tanto en el conflicto angoleño. Ello demuestra la importancia de reunir todos los parámetros afines a este conflicto con miras a encontrar una solución exhaustiva.
 
Sea como fuere, el Acuerdo de Lusaka representa un marco apropiado para la solución definitiva de la crisis angoleña y por tanto merece el apoyo de la comunidad internacional en general y de las Naciones Unidas en particular.
 

II. LOS EFECTOS ADVERSOS DE LOS CONFLICTOS

La imagen de Africa que presenta la prensa se caracteriza por la pobreza y la miseria, consecuencias de guerras civiles, genocidio, el hambre, desplazamiento de poblaciones, huida de refugiados y violaciones de los derechos humanos. En 1992, el 2,5% de la población africana vivía en el exilio a consecuencia de la violencia política.

A nivel político, los conflictos conducen al fracaso de los procesos democráticos, a la desintegración de la legalidad, a la corrupción y a la intolerancia.

El precio material y económico que se paga por la violencia incluye concretamente el elevado costo del aparato militar, la pérdida de renta en concepto de turismo y la destrucción de la infraestructura económica.

En el plano medioambiental, la deforestación, la destrucción de la fauna y la presencia de minas antipersonas, están sembrando un caos indescriptible.

Por último, los conflictos engendran una cultura de la violencia, el derrumbamiento de los valores morales y la desaparición de normas sociales, que socavan la cualidad humana.

 

III. SOLUCIONES PROPUESTAS

  • Establecer un mecanismo subregional orientado a la prevención, gestión y resolución de conflictos: en vista de que no hay crisis, por circunscrita que esté, que se pueda describir como de meramente nacional, es importante establecer un mecanismo en el plano subregional que sirva para dar la alarma anticipada, circunscribir el conflicto y mantener la paz, la seguridad y la estabilidad.
 
  • Promover una cultura de paz: es imprescindible no perder de vista la cultura de paz en la prevención de conflictos. Dicha cultura debe ser impulsada en la escuela, en la familia y en los medios de comunicación.
 
  • Alentar el establecimiento de mecanismos neutrales para la organización de elecciones libres y transparentes.
 
  • Alentar el derecho a la expresión libre y democrática a base del respeto a la legalidad y al orden constitucional.
 
  • Solicitar a los donantes internacionales que pongan fin a la asistencia a países que violan los derechos humanos y que rechazan el establecimiento del Estado de derecho.
 
  • En este espíritu, buscar soluciones justas y duraderas de crisis y conflictos. Dichas soluciones deben respetar la voluntad de las mayorías y los intereses de las minorías.
 
  • Promover una integración económica del Africa capaz de restar importancia a las rígidas fronteras heredadas de la era colonial y de fomentar la comprensión entre los pueblos.
 
  • Luchar enérgicamente y de común acuerdo contra el comercio y distribución de armas de mano y armamentos ligeros.
 
  • Fomentar una mayor participación de la ciudadanía, y de la mujer en particular, en la gestión y resolución de conflictos.
 
  • Reforzar los lazos que vinculan a los países africanos con el mundo desarrollado en busca de soluciones a las crisis y conflictos africanos.
 
  • Un papel más dinámico para la Internacional Socialista: en vista de la repetición y gravedad de los conflictos africanos, es recomendable que la IS establezca un Comité que se dedique a la busca de soluciones. Sería deseable, asimismo, que la IS ofrezca equipos de mediadores en las zonas de conflicto.
 
Ser consciente de la relación que existe entre la pobreza, el mal gobierno y el abuso de los derechos humanos por un lado, y los conflictos violentos por el otro. Es por esto que, con ánimo de disminuir la amenaza que se cierne sobre la seguridad internacional, deberíamos no solamente prestar más atención a las causas profundas de la violencia, sino también intensificar la cooperación entre diferentes sectores de la comunidad internacional. Dicha cooperación es valorada no solamente desde la perspectiva de los países al borde de conflictos, sino también de la humanidad en general. El socialismo democrático, que personifica los valores fundamentales de libertad, generosidad y solidaridad, tiene un papel central que desempeñar en esta noble lucha.